La Revista Consumer arroja alguna luz sobre estas cuestiones, cada vez más relevantes a medida que comunidades virtuales como Facebook se van haciendo con más y más usuarios. Pasamos a comentar su artículo:
En Facebook, en el apartado "Configuración de la cuenta", se puede desactivar el perfil del usuario en esta red. El sitio pregunta la razón por la que el usuario se quiere desapuntar y proporciona varias respuestas predefinidas, además de una opción que permite explicar el motivo si no se corresponde con ninguno de los citados.
Parece de dudosa legalidad que obliguen a dar explicaciones acerca del motivo de la baja (¡el campo de motivo es obligatorio!):
Razón de la desactivación: (obligatorio)
- Tengo una duda acerca de la privacidad.
- Esto es temporal. Volveré.
- Me paso demasiado tiempo utilizando Facebook.
- No sé cómo utilizar Facebook.
- Tengo otra cuenta en Facebook.
- Recibo demasiados mensajes de correo electrónico, invitaciones y solicitudes de Facebook.
- No creo que Facebook sea útil.
- No me siento seguro en Facebook.
- Otros
Si seleccionas cualquier otra opción excepto la de otros, te aparecerá un mensaje tratando de convencerte de que esa razón no es suficiente para dejar Facebook.
Por si fuera poco, la página de Desactivar cuenta comienza con algo que podría rozar la coacción o cuando menos el chantaje emocional:
¿Estás seguro(a) de que quieres desactivar tu cuenta?
Tus N amigos ya no podrán mantenerse en contacto contigo.
Fulanita te echará de menos / Enviar un mensaje a Fulanita
Menganito te echará de menos / Enviar un mensaje a Menganito
Que tus amigos no pueda ponerse en contacto contigo fuera de Facebook es simple y llanamente una mentira, con la que buscan retener al usuario o usuaria. ¿Acaso no existe el correo electrónico? ¿Acaso no existen otras redes sociales online, servicios de mensajería instantánea, chats..? ¿Acaso no existe el mundo real?
Pero sigamos con el análisis de Consumer:
La eliminación del perfil no es completa, ya que el usuario recibirá todavía correos electrónicos, invitaciones a eventos o avisos de etiquetados en las fotografías, a menos que marque la casilla para desactivar también la recepción de mensajes.
De la misma manera, a partir de la desactivación, ningún otro miembro de la red podrá acceder a la información que albergaba el usuario ni le encontrará en las búsquedas, si bien Facebook almacena durante un tiempo copias de seguridad de todos los perfiles que se han creado en su sitio.
Pese a todo, la desactivación de una cuenta en Facebook es reversible. Se puede volver a activar con la misma configuración anterior. Para ello, sólo se debe acceder a la red con el nombre de usuario y contraseña. A continuación, Facebook enviará un correo electrónico para confirmar la reactivación y las instrucciones para llevarla a cabo.
Es decir, incumplen el deber de cancelar los datos personales cuando se les pide expresamente que borren la cuenta. En realidad desactivas la cuenta pero no la borras, no la cancelas: tus datos siguen ahí, en sus ficheros, contraviniendo muy probablemente la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales española.
En la segunda parte del artículo se mencionan proyectos como el neerlandés Suicide Machine y el italiano Seppukoo (proyecto de Les Liens Invisibles) que como actos de denuncia de la adicción a Internet y en concreto a las redes sociales, promueven la liberación de los usuarios, facilitando de una manera irónica un suicidio virtual asistido, para desaparecer de esos mundos virtuales adictivos y recuperar la vida social real.
El sitio holandés Suicide Machine permite desconectarse al mismo tiempo de algunas de las redes sociales más populares, como MySpace, Twitter y LinkedIn. Su intención es que los usuarios se conciencien de que ellos deberían tener el control de sus datos y no las empresas.
Además, en Suicide Machine se crea una página en la que se refleja y se deja constancia de que el usuario ha querido abandonar esas redes sociales y se le da la oportunidad de escribir sus últimas palabras, a modo de epitafio virtual, junto con la fotografía de perfil que tuviera en la red social.
Desde el pasado mes de enero, Facebook ha bloqueado este sitio con el argumento de que incumplía sus términos de uso y ha borrado el perfil de esta empresa. La red social creada por Mark Zuckerberg también impidió el funcionamiento de un sitio similar, denominado Seppukoo. En él se puede encontrar una clasificación de las personas que optaron por eliminar su cuenta a través de este sistema y consiguieron que otros contactos les siguieran, con enlaces a sus páginas de despedida.
(...)
Si una red social considera que un comportamiento contraviene a sus políticas de uso, como facilitar el proceso de darse de baja, se arroga también el derecho a borrar cualquier rastro de la persona o empresa que haya iniciado el movimiento, sin posibilidad de replica porque todas las relaciones se originan en sus servidores y con sus reglas.
Es decir, Facebook no se preocupa por cumplir la legislación que protege los datos de los internautas pero sí por evitar que alguien facilite la cancelación de esos datos.
De hecho Facebook amenazó en diciembre pasado por medio de un bufete de abogados estadounidense a los artistas italianos responsables de Seppukoo mediante una carta con emprender acciones legales contra ellos, a lo cual han respondido que borrarán los datos de los ex-usuarios de Facebook que se han cibersuicidado mediante su servicio si son los usuarios quienes se lo piden, no Facebook, ya que dichos datos, así como las relaciones de amistad de los usuarios les pertenecen sólo a dichas personas y no a Facebook. Explican así mismo que la solicitud de Facebook es una violación de la libertad y privacidad de dichas personas que voluntariamente han dado su nombre y contraseña para borrarse de Facebook. Además las acusaciones de incumplir los términos de uso que lanza Facebook contra Suicide Machine y contra Seppukoo no tienen fundamento alguno al no estar ellos vinculados contractualmente con dicha empresa, sino los usuarios.
Por contra, otras redes como Tuenti o Twitter, proceden a borrar los datos de sus usuarios de manera mucho más conforme con la legalidad, según señala la revista en su artículo.
Fuente: Consumer, Seppukoo y elaboración propia.
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